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HIMNO NACIONAL

 

HIMNO NACIONAL MEXICANO

 “CANTO GUERRERO QUE DA SU IDENTIDAD A NUESTRA NACION”

Versión original

Coro

Mexicanos, al grito de guerra
El acero aprestad y el bridón,
Y retiemble en sus centros la tierra
Al sonoro rugir del cañón.

Estrofas

I
Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino
por el dedo de Dios se escribió.
Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio.
II
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas,
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente,
volverán inmortales a ornar.
III
Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó.
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos;
sólo encuentre el acero en sus manos
quien tu nombre sagrado insultó.
IV
Del guerrero inmortal de Zempoala
Te defiende la espada terrible,
Y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor. 
 
Él será del feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
V
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡guerra, guerra! los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.
¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,
los cañones horrísonos truenen
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
VI
Antes, Patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie. 
 
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la patria aquí fue.
VII
Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la tropa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! valientes seguid.

 
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra:
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.
VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar.

 
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.

 
IX
Y el que al golpe de ardiente metralla
de la Patria en las aras sucumba
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz.

 
Y de Iguala la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa la cruz.

 
X
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento
los convoca a lidiar con valor.

 
¡Para ti las guirnaldas de oliva;
¡un recuerdo para ellos de gloria!
¡un laurel para ti de victoria;
¡un sepulcro para ellos de honor!

 

 

Lo aprendemos de niños en una versión que recobra solo cinco de sus veintiún versos.
De adultos, solemos dejar de entonarlo con ímpetu. Y sin embargo es uno de los cantos nacionalistas más bellos del mundo.
Lo más hermoso del Himno Nacional Mexicano es que es un himno guerrero.
Al Himno Nacional le pasa lo que a muchos de nuestros héroes: los conocemos como estampita. “La letra es de Francisco González Bocanegra y la música es de Jaime Nunó”.
Pocos podrían decir algo más… y hay tanto que saber de él. A muchos sorprenderá saber que la partitura está registrada por Jaime Nunó en Estados Unidos, y que aunque se estreno en 1853, fue hasta 1880 cuando comenzó a difundirse. Más aún: pasaron 90 años, hasta 1943, cuando el presidente Ávila Camacho lo oficializó.
El primer intento para darle a nuestro país se registro el 28 de julio de 1821, con una composición de José Torrescano que no prospero.
Pasaron 28 años. En junio de 1849 la academia “San Juan de Letrán”, convocó a un concurso literario para escribir el Himno Nacional. El 4 de Septiembre de 1850 se daban los resultados: 30 obras, de las que se eligieron dos, una del estadounidense Andrew Davis Bradburn y otro del poeta mexicano Félix María Escalante. La de éste último sirvió de base al pianista austriaco Henry Herz para componer la música. Este himno fue estrenado en noviembre de 1850 en Guadalajara.
Por esa época el poeta cubano Juan Miguel Lozada, y el compositor Karl Bochsa compusieron otro Himno Nacional dedicado al presidente José Joaquín Herrera.
A partir de 1850 hubo cuatro intentos más por darle a México un Himno Nacional. Dos fueron del italiano Antonio Barilli, estrenados el 8 de septiembre de 1850 y el 26 de julio de 1851, respectivamente. Un célebre compositor húngaro, Max Maretzek, hizo lo propio estrenando un tema en julio de 1851.
Finalmente el autor italiano Ignacio Pellegrini también presento un himno el 22 de abril de 1853.
El octavo intento fue el definitivo.
El 12 de noviembre de 1853 el general Antonio López de Santa Anna, a través de su ministro de Fomento, Colonización, Industria y Comercio (Miguel Lerdo de Tejada), convoco a un concurso para “un canto verdaderamente patriótico”.
Se presentaron 26 obras y el potosino Francisco González Bocanegra fue distinguido como ganador.
Dice la leyenda popular que para obligarlo a concursar, su prometida Guadalupe González del Pino y Villalpando, lo encerró en una habitación, advirtiéndole que no le abriría ni se casaría con él hasta que escribiera la letra.
Ya con la letra, Miguel Lerdo de Tejada nombró una comisión para calificar las 15 partiduras recibidas para musicalizar los versos de González Bocanegra.
El primer lugar se le concedió al tema que llevaba como título “Dios y Libertad”, y que iba firmado con las iniciales “J. N.”, del compositor catalán Jaime Nunó Roca. El 6 de septiembre de 1854 la Junta Cívica notificó públicamente que el 15 de septiembre de ese año a las 19:00 horas, se cantaría el Himno Nacional Mexicano en el Teatro Santa Anna.
El estreno del Himno Nacional, hace poco más de 150 años, fue curioso.
El presidente López de Santa Anna no asistió al teatro, molesto porque el himno no incluía halagos a su persona. A su vez, el enfrentamiento entre liberales y conservadores hizo que todo lo relativo a su gobierno se relegara al olvido, Himno incluido.
Y sin embargo el 5 de mayo de 1862, durante la batalla de Puebla, las tropas del Ejercito de Oriente comandadas por Zaragoza entonaron el Himno al enfrentarse y derrotar a los invasores franceses.
Una paradoja en el Himno Nacional es que Jaime Nunó se estableció en Estados Unidos en 1856, donde murió al filo del siglo XX. Seguramente pensando en la estabilidad política, Nunó registro su partitura en aquel país. De modo que nuestro Himno Nacional se encuentra registrado oficialmente y hasta hoy en los Estados Unidos de América.
Desde 1942 los restos mortales de los dos autores del Himno Nacional Mexicano reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres, en la ciudad de México.
Un año después, en mayo de 1943, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto del presidente Manuel Ávila Camacho quien oficializaba el Himno, hacía desde entonces obligatorio cantarlo en todas las escuelas del país.
El decreto prohíbe que el Himno Nacional sea tocado en sitios inapropiados o en actos que no sean de carácter oficial.

MICHOACAN DE OCAMPO  
   
 
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